Con los cinco sentidos intactos avanzo y no me retracto
El presidente que veo en la tv, al menos ha confesado que
solo miente piadosamente. Según el diccionario, sería un presidente que miente
de forma benigna, blanda, misericordiosa .
Lo suponíamos: los presidente de turno ocultan parte de la verdad o mienten.
.
Da lo mismo que sean empresarios, ex guerrilleros, ex
golpistas, negros, el heredero franquista
o la viuda, ambos sospechosos, además, de ladrones. Más o menos, obligadamente juntos y revueltos en la misma bolsa del poder, han logrado
que desconfiemos de todos.
La imagen que proyectan los presidentes es, además, a veces
repugnante y a veces seductora. Los observo
en las noticias y se comportan como junkies jalados de poder y show mediático. Duros,
drogados por la soberbia : mienten y nos hacen creer que es por el bien común,
por las políticas de estado, por aquello
de que el fin justifica los medios. Y ahora sabemos, además, que mienten por piedad, es
decir, porque les damos lástima. Casi
tendríamos que agradecer que nos mientan. Merecemos que nos mientan. Podríamos
incluso suponer que si no hicieran daño con sus mentiras a inocentes, esta sobredosis
de estupidez sería casi tragicómica. Pero no lo es, porque no es un docureality
libretado y anodino que acaba antes de las noticias de la medianoche. Es la
realidad de nuestras vidas. Somos protagonistas
de la infamia del poder. Somos monigotes
de nuestra infamia cotidiana.
Ya sabemos que la masa aplaude y disfruta la agonía del
prójimo. Y que el poder, por lo general, seduce a los intelectuales mientras
adormece a los brutitos que miramos de lejos.
No soy uno de tus animales ni tu amigo
De alguna manera somos todos cómplices de un sistema que no
tenemos la capacidad de destruir porque somos el sistema y no tenemos
alternativa. Entonces corremos el peor de los riesgos, el que tienta a los
uniformados y populistas: que todo parezca que vale lo mismo: el fascismo, la desidia, el terrorismo, ¿qué
más da? Decapitemos al soldado que peleó en Afganistán frente a las cámaras de
tv. Subamos el video a youtube. Condenemos al que se fuma un porro de la misma
manera que nunca condenaremos al torturador. Tengamos el nuevo trendic topic hot. No todo
es igual pero nos quieren hacer creer que todo es lo mismo. Agotados de esperar
el fin: consumamos y cuando no sepamos más que consumir: consumámosnos los unos
a los otros.
Llegó la hora del ayuno
Desde hace rato, pero hoy más que nunca, vivimos en un mundo
en default, sobre-endeudado, literalmente en quiebra y que nunca podrá poner
sus créditos al día. Estamos rodeados de pagos con plástico, deudas que crecen
como avalanchas incontrolables que finalmente nos aplastarán como a cualquier
anónimo deudor y que caiga el que sigue. No existen los buenos y los malos.
Existen, de un lado: quienes siempre ganan y los que ganan menos; del otro
lado: todo el resto. Ya lo decía el rosarino cuando antes de ser kirchnerista
era rockero: el mundo está lleno de hijos de puta. Ellos y nosotros.
Esta batalla es solo un primer levantamiento
Esta es apenas una pataleta ordinaria de quien hoy tiene la
barriguita llena y la casa calentita. Una pataleta de pequeño burgués
silencioso, pero abonada en el agobio y la humillación diaria que ve a su
alrededor. Esa humillación que ya es parte de nuestra aceptación sumisa. Un
agobio que no sabemos detonar en ruptura creativa. Un agobio que desemboca en
ataque de ira, en renuncia, en resignación monótona. Un agobio que muere como
un orgasmo rabioso y despechado de una masturbación violenta y sin placer. Un
pez sin mar ni pecera. Un astronauta sin estrellas. Una bala sin arma.
Decile a Lucy que baje del cielo
Mientras tanto, la música que no es solo una nota, suena y
suena y suena en mi cabeza. Nunca deja de sonar. La música de los ojos de mis
hijos, del olor de mi mujer. De a ratos me quiero rendir, de ratos quiero pelear. De a ratos pido
explicaciones, de a ratos no quiero que me las den.
Con los cinco sentidos intactos avanzo y no me retracto
(Dedicada a Manuel Lagos e inspirada en “Intacto”, de Santullo)
(Dedicada a Manuel Lagos e inspirada en “Intacto”, de Santullo)
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