sábado, 29 de mayo de 2010

ANTES DE QUE CUENTE DIEZ

“Puedo escribir y no disimular /es la ventaja de irse haciendo viejo/no tengo nada para impresionar /ni por fuera ni por dentro”. Hace algunos años escribir para mí era un placer. Una escapatoria. Luego fue un trabajo y después un castigo. Ahora vuelvo al comienzo. Convertido en un Dr. Jakyll y Mr Hyde que de ratos, incluso años, supo espantarme a mí mismo, pero que hoy parece estar bajo estricto control médico y espiritual. Queriendo creer que es esta la versión de uno que más apreciaría ser. No siempre, pero sí la mayor parte del tiempo. Lo cual es suficiente. Nunca me quise tanto como para soportarme todo el día. Volver a escribir es como volver a poner rumbo hacia mi esencia -que no sé cuál es- , acercarme, espero lentamente y cada vez más, al final. Sabiendo que ya estoy en la segunda parte del partido y sin alargue. Pero con menos dramatismo y sin presión. ¿De qué escribir y por qué? No lo sé, tal vez sobre seguir cuestionándose todo, porque como alguien escribió en algún muro, cuando encontramos las respuestas, nos cambiaron las preguntas. Y también escribir para disfrutar sin prejuicios , y escribir sin pensar dos veces lo que escribiré. Quiero escribir para encontrar todo lo que perdí y contar todo lo que gané y no me doy cuenta. Para tratar de disimular que soy un ermitaño, un mercenario sensible, un hipócrita idealista, una estadística anónima, otro más que está solo frente al papel en blanco o frente a todo lo que nos rodea. Que no sólo corre por llegar a sus resultados en el trabajo o para darle de comer a sus hijos. Para, como buen ateo que busca ser agnóstico y que desearía un motivo para ceer en un más allá mejor, hablando con uno mismo tal vez algún día pueda hablar con algún dios... No sé donde se me torció el camino y dejé de escribir para volver ahora. Siento que no tengo el tiempo suficiente como para intentar descubrirlo ya. Sigo escuchando la misma canción con la que abrí este blog, estas columnas, este diario que solo prometo intentar no abandonar. Sólo intentarlo. “Me perdí en un cruce de palabras / me anotaron mal la dirección / Ya grabé mi nombre en una bala / ya probé la carne de cañón.” Aquí vamos otra vez.

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